CERTIFICADO MÉDICO. (Raimundo Fitero). GARA.

Lo que se venía anunciando ha sucedido. Jesús Quintero, «El Loco de la Colina», abandona TVE. El periodista dice que es para «recuperarme de los sofocones», y el ente público intenta salvar los muebles y dice que «está de baja». Los de TVE, además de censores, quieren mantener la dignidad de Rajoy, la dignidad del mentiroso, o sea, la indignidad. Si toman una decisión autoritaria, que asuman su decisión y que sepan que no han podido entrar con peor pie en la gestión de RTVE. Van a privatizarla, o a hacerla desaparecer. Mirando a Sofres o mirando a la Historia, como si miras a la Memoria. Va mal. Muy mal, y acciones de esta índole lo que hacen es desacreditarla todavía más y dejar a sus trabajadores y colaboradores en prevención constante.
Es muy funcionarial aportar el certificado médico para abandonar un programa televisivo. Obviamente, Quintero se sintió tocado, muy tocado, por el asunto de la entrevista a José María García, «Butanito», y su último monólogo lo dejaba claro cuando hablaba de que se encontraba acorralado, encerrado, y que buscaría la libertad. Ya la tiene. Seguramente volverá dentro de unos meses a su Canal Sur, donde tanto le quieren y tan buenos resultados aporta, y se dejará de tratar con alucinados y paranoicos, que parece una de las características que tienen quienes se colocan al frente de RTVE, el monstruo que todo lo devora, y que ha emprendido un camino de autodestrucción. Y todo por no atender a la lógica, por no atender a los entendimientos democráticos básicos.
Nadie puede obviar que, además, el programa de Quintero ha perdido más de un millón de telespectadores desde que inició esta nueva temporada, pero es que, para completar el acto censor y vengativo, los responsables, es un decir, de programación de TVE le cambiaron de día y le pusieron a competir, nada más y nada menos, que los martes, contra «House» y «Los Serrano», lo que es mandarle a los leones, colocarlo a los pies de los caballos, justificar su expulsión de la cadena pública estatal que, insisto, va mal, muy mal y no da muestras en casi ningún caso de intentar siquiera cambiar algo sus vicios y costumbres programáticas ni con certificado médico.

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